En este relato participan trabajadores y residentes
¿Qué hago de diez a una, durante la mañana?
A las diez de la mañana, después del desayuno, se dirigen pasito a pasito a la sala de actividades para comenzar un nuevo día.
En la sala azul está Sandra, la terapeuta, que nos ayuda a que cada día sea un poco más cómodo. En todas y cada una de las mesas, tenemos unos papeles que desde lejos no logramos distinguir y a medida que los mayores se acercan pueden intuir si son dibujos o cuentas (que les ayuda a agilizar su parte numérica).
Unos dicen que no quieren más cuentas y que prefieren un libro, que ya han tenido muchas cuentas en su vida. Al otro lado de la sala se escucha ¡Oiga! ¡Oiga! que yo prefiero hacer un puzzle que las letras me dan saltos y que gran despiste de las auxiliares que le ponen delante un puzzle de letras, jajaja que ironía.
Las agujas del reloj avanzan rápidamente hasta las once y es a esa hora cuando la gran mayoría se levanta para formar el círculo y comenzar la gimnasia junto al CED.
La Terapeuta realiza unos movimientos que nosotros imitamos para así mover todas las articulaciones. A la vez una chica, que dicen que se llama fis… no se qué, ha sacado a varios de este círculo y les ayuda con ejercicios de forma individual. Para muchos es la masajista pero todos los días nos dicen que se llama F I S I O T E R A P E U T A (lo dicen en alto porque oímos poco).
La Terapeuta realiza unos movimientos que nosotros imitamos para así mover todas las articulaciones. A la vez una chica, que dicen que se llama fis… no se qué, ha sacado a varios de este círculo y les ayuda con ejercicios de forma individual. Para muchos es la masajista pero todos los días nos dicen que se llama F I S I O T E R A P E U T A (lo dicen en alto porque oímos poco).
“¡Sandra acaba ya que nosotros necesitamos jugar a las cartas!"- Ya son las doce de la mañana-. "¡VAMOSSS que mis manos solo se mueven para barajar!".
“¡¡ES LA HORA!!" Se escucha desde lejos, mientras dos de las auxiliares oyen comentar a uno de los residentes “oye tú, hazte el sordo y da la última mano”, me sigo riendo. Y así es como pasa la mañana. Por último nos levantamos y nos dirigimos al comedor. (Comenta Pilar).
Si el televisor está apagado,
las mañanas avanzan más rápido.
Que sonrisa más hermosa tiene Sandra.
ResponderEliminarUn beso para todos.